Dos kilos largos de frescura y sabor. Un rubio memorable. La caldeirada tiene la ventaja de preservar al máximo la pureza del pescado, el resto es procurar por todos los medios no dejar que se recueza. Fue una fiesta.
La receta
Tenemos el pescado limpio, cortado y salado.
Unas cuantas patatas peladas cortadas a cuartos longitudinales.
Ponemos agua al fuego con un casco de cebolla, dos tiras de pimiento verde, una ramita de perejil y un chorro de aceite.
Cuando comienza a hervir, ponemos las patatas y dejamos cocer a fuego medio durante 15 minutos, al cabo de los cuales ponemos a cocer el pescado. El conjunto cocerá cinco minutos más. Probamos la cocción del conjunto y retiramos.
Unas cuantas patatas peladas cortadas a cuartos longitudinales.
Ponemos agua al fuego con un casco de cebolla, dos tiras de pimiento verde, una ramita de perejil y un chorro de aceite.
Cuando comienza a hervir, ponemos las patatas y dejamos cocer a fuego medio durante 15 minutos, al cabo de los cuales ponemos a cocer el pescado. El conjunto cocerá cinco minutos más. Probamos la cocción del conjunto y retiramos.
Mientras tanto hemos preparado una ajadas del siguiente modo.
Aceite en una sartén, dos ajos hasta dorar y retiramos el recipiente para que pierda temperatura y podamos echar el pimentón –no mucho, sino empalaga y emborrona en lugar de dar sabor- y revolvemos. Acercamos al fuego y le ponemos un chorrito de vinagre –prudencia, no demasiado- y lo mantenemos al fuego revolviendo para que el vinagre evapore y el pimentón no se queme. Ponemos también un par de cucharadas soperas de agua de la cocción del pescado. Damos un hervor.
Escurrimos prácticamente toda el agua del recipiente donde coció rubio y patatas. Echamos la ajada sobre patatas y pescado y meneamos con cuidado el conjunto, mientras le damos un calor. A la mesa, sin que enfríe.
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