Mejillones
Vino blanco
Pimienta negra
Tabasco
Salsa de soja
Un limón
Sal
En el fondo de la olla donde vamos a cocer los mejillones, ponemos la altura de un dedo de líquido: mitad agua, mitad vino blanco seco y unos granos de pimienta negra machacada.
Echamos los mejillones, los salamos con sal gruesa y llevamos a fuego vivo.
Muy importante: nada más abrir, retiramos los mejillones y pasamos a sacar la vianda de las conchas, limpiarlos de barbas y no perdemos el agua de cocción.
Si no los vamos a consumir en el momento, los conservamos en la nevera en el agua de cocción previamente colada por una gasa.
Cuando lo vayamos a consumir, los ponemos en un recipiente adecuado y vertemos un poco de agua de cocción. Añadiremos la ralladura de un limón y su zumo. Un golpe de pimienta negra, unas gotas de Tabasco y otras de salsa de soja. Ajustamos de sal.
Dejaremos reposar unos veinte minutos al freso y ya podemos servir.
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