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Asocio la piña a la Navidad.
Los europeos descubrimos la piña (ananá) cuando llegamos a América. Por su semejanza con la piña piñonera la debieron bautizar con este nombre de” piña”.
Hace cuarenta años a casa la traía por navidades un tío que vivía en Oporto. Me enseñó a prepararla presentándola cortada en rodajas dentro de su cáscara entera y coronada con el correspondiente penacho.
A Portugal llegaba de las colonias africanas. En España aún no era fruta frecuente. Fruta exótica durante siglos se puede encontrar ahora con facilidad en los mercados.
Una piña bien madura pelada
1/3 de rama de vainilla
1 palo de canela
3 clavos de olor
1/2 del litro de agua
1 c/s de azúcar
Hacemos un almíbar con el agua, el azúcar y las especias. Dejamos reducir a la mitad.
Precalentamos el horno a 200ºC. Ponemos el almíbar y la piña pelada en una fuente de horno y la llevamos a asar.
Al cabo de 45 minutos o cuando ya empieza a blandear la piña está lista.
En este periodo, la habremos girado varias veces para que se impregne por todos los lados durante la cocción.
La cortamos en dados pequeños prescindiendo del troncho.
La dejamos enfriar, mojada en el almíbar, en un recipiente.
La servimos en un cuenco con una bola de helado y espolvoreamos con turrón de almendra machado.
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