domingo, 14 de diciembre de 2008

El sacacorchos




Es necesario que este artefacto sea de la mejor calidad. Uno malo, mal fabricado, con materiales inadecuados, nos complicará la tarea en el momento justo de ir a disfrutar una botella.

Básica y generalmente un sacacorchos consiste en una helicoidal metálica unida a un mango o palanca. Clavando la espiral en el corcho, sin atravesarlo en su totalidad, tiraremos del mango para extraer el tapón. Si es de palanca, apoyaremos el reborde metálico correspondiente en el gollete para apalancar con el extremo. Sencillo.

Hay muchos tipos: de palancas dobles, de láminas laterales, de rosca con bayoneta, con palanca tipo “gato”… Podrían ser objeto de una bonita colección. No obstante me refiero al de la primera foto, el más común entre los profesionales de la hostelería.

Conviene que la helicoidal haya sido bien fabricada para que, clavándose en el corcho sin traspasarlo en toda su longitud, no lo desmenuce ni se doble al tirar, rasgándolo. Las mejores espirales están hechas con teflón.
Últimamente los sacacorchos vienen provistos de un apoyo de dos tiempos, para disminuir el ángulo de tracción facilitando la extracción: menos fuerza y menos movimientos bruscos del líquido. Las piezas metálicas de apoyo no deben deformarse ni dañar el vidrio de la botella. El mango debe facilitar los diversos agarres.

La pequeña navaja debe tener la hoja con un filo bueno, que corte con sencillez y eficacia la cápsula de la botella, siempre por debajo del borde inferior del gollete, no a ras del mismo. Otros son partidarios de abreviar el trámite retirando la capucha entera, también es verdad que esta fórmula puede facilitar la limpieza de los bordes de la garrafa.
Va a gustos.

Aconsejo comprar un sacacorchos en un establecimiento que nos ofrezca garantía. Será más caro que en el chino de abajo, pero nos durará toda la vida si no se lo prestamos al vecino desaprensivo y no estropearemos el servicio de más de una botella.




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