sábado, 28 de marzo de 2009

Percebes cocidos




Durante mucho tiempo se creyó que de los percebes nacían los gansos. Esta leyenda se vino abajo cuando se localizaron los nidos y se comprobó cómo se reproducían estas aves. Aun sin ser ave en ciernes, el percebe (Pollicipes cornucopiae) es un animal bien extraño, ¿quién diría que esa acumulación de uñas es un crustáceo? Ciego y eternamente prisionero en una roca se va bebiendo el mar apiñado a sus compañeros. Es hermafrodita pero necesita de un semejante para reproducirse. Hasta hace no mucho al percebe se le atribuía un pene extraordinario; cuarenta veces el tamaño del animalito. Pero lo pillaron de juerga, lo filmaron y lo midieron; no hay para tanto, normalito lo tiene. Otra leyenda al garete.
Posiblemente sea el percebe gallego el rey de los percebes en relación al valor gastronómico. Los hay en toda la costa cantábrica, Portugal, Marruecos y Canadá… sin embargo ninguno alcanza el sabor del gallego. Cunqueiro decía que el percebe gallego “destila el mar para ti”, seguramente los otros no llegan a tanto.
El percebe se gana a mano,  hurtándole el cuerpo a las olas que baten la rompiente. No es infrecuente la fatalidad y la muerte del recolector/a. Y luego dicen que anda caro....

Se hierven en agua de mar si la hay a mano o en agua salada (50gr de sal x litro de agua) a la que se añade una hoja de laurel. 
Se echan al hervir el agua y se retiran cinco minutos después de haber levantado nuevo hervor. Se escurren y comen calientes en A Coruña y fríos en Pontevedra; son costumbres. Si se sirven calientes conviene taparlos con un ñaño para que no pierdan temperatura. A mí me gustan más estilo Coruña.

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