Me gusta comer (ostras) en compañía de gente amiga. Para mí, las ostras son aperitivo de sábado o domingo. Una docena es medida justa. Cada una con su aquel de limón que abrillanta el sabor a mar de la vianda. Cada dos, un trago de blanco para estimular el paladar y, a continuación, un mordisco de pan, mixtura de centeno y trigo, para limpiar antes de repetir la serie. Dos personas, dos docenas de ostras y una botella de blanco. Conversación y "sentir a Terra rodar"
En Arcade son especialmente buenas.
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