Hay invitados para comer un clásico que periódicamente viene a la mesa para alegrarnos la vida. Aconsejo cocinarla en abundancia y, si sobra, congelar. Es plato que resucita muy bien.
Por cada pata necesitamos un pie de cerdo salado. Encargamos dos que dejaremos en remojo 12 horas y limpiaremos a conciencia.
Se pone la pata al fuego en un recipiente con agua abundante. Cuando el agua rompe a hervir, desechamos toda el agua y lavamos con agua templada los trozos de pata y el recipiente. Se trata de que quede escrupulosamente limpia y no tenga restos de sangre.
Los trozos de pata de ternera (2 patas de ternera)
Los pies de cerdo ya desalados y limpios (2 pies de cerdo)
½ cebolla
2 dientes de ajo
1 hoja de laurel
1 rama de perejil
1 zanahoria troceada
1 taza de café de aceite de oliva
1c/café de pimentón dulce
Los pies de cerdo ya desalados y limpios (2 pies de cerdo)
½ cebolla
2 dientes de ajo
1 hoja de laurel
1 rama de perejil
1 zanahoria troceada
1 taza de café de aceite de oliva
1c/café de pimentón dulce
Cuando están las carnes cocidas, se retiran y se reservan verduras y líquido de cocción.
Deshuesamos pies y patas y troceamos las carnes al tamaño deseado. Devolvemos las carnes al agua al líquido de cocción. Reservamos.
Cocción de los garbanzos
Para dos patas de ternera necesitamos 1 kg de garbanzos que remojaremos durante 24 horas, el agua debe llevar un poco de sal.
Los cocemos poniéndolos en agua fría sin sal. Hervirán suave sin parar hasta que estén blandos. Se escurren y reservan.
Preparamos el sofrito
En aceite de oliva sofreímos media cebolla bien picada y dos dientes de ajo picados
Añadimos unos recortes de jamón, un chorizo troceado, una cucharada de postre de pimentón dulce (cuidar que no se queme), un papel de azafrán en polvo, un golpe de pimienta blanca y unos cuantos cominos.
Llevamos a hervir el conjunto. En la misma sartén donde hicimos el sofrito aplastamos una cucharada de garbanzos si queremos espesar la salsa.
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