1 merluza
2 huevos batidos
Sal
Aceite de oliva
Preparamos la merluza para rebozar.
Ante todo acometemos un buen escamado, extracción de agallas, ojos y amputación de la zona más agresiva de la voraz boca
Separamos el cogote y la cabeza que reservaremos para otra preparación. Una buena porción de la cola también la apartaremos para otros fines igual de legítimos que la zona del cogote.
Nos quedamos con la porción central del animal a la que le sacaremos la espina y abriremos como si de ella quisiéramos hacer libro. Separaremos las dos mitades y las libraremos de una zona espinosa que recorre el lomo del pescado. Tenemos la carne a nuestra franca disposición: dos lomos y dos zonas más delgadas pegadas a la ventresca. Hoy los vamos a concinar todos porque andamos con hambre de merluza, pero lo cabal sería hacer cubos de la zonas más gruesa -la parte superios, los lomos- y reservar el resto para otras cazuelillas.
Bien, ya tenemos el pescado cortado.
Salamos, ponemos el aceite al fuego y rebozamos en huevo (Sí, sólo en huevo; la harina no pinta nada aquí como no sea empastar de aceite la pieza.) y freímos sin dejar que la grasa tome temperatura arrebatada procurando que el bocado rosee en el interior.
Retiamos a escurrir sobre papel de cocina.
Mientras tanto podemos ligar una salsa tártara y aliñar unos pimientos asados para acompañar la merluza, porque daño no le hará.
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