Supongamos
que preparamos unos chocos en su tinta. Por acaso nos ha sobrado cierta cantidad, casi una ración. Poco para
un plato y demasiado para una tapa. La salsa es abundante y las tajadas
suculentas. Bien.
Cocemos
espaguetis para dos y los dejamos al
dente. Entre tanto rallamos una buena porción de queso “Parmesano” y otro tarto de “Pecorino”. Si nos pilla a contrapié sin estas variedades,
nos conformaremos con un queso manchego de sabor potente.
Reservamos
espaguetis al dente y una taza de agua
de su cocción.
En
el recipiente adecuado, doramos en aceite
de oliva un diente de ajo y una guindilla fresca desprovista de semillas bien
picada.
Añadimos
chocos y su salsa y dejamos calentar a fuego suave. Ahora incorporamos la pasta y removemos suave
pero haciendo que se vaya incorporando la salsa a la pasta. Para que la salsa
corra añadiremos pequeña cantidad de agua de cocción. Ahora echaremos a la cazuela el queso, tal vez dos
tercios del total. Continuamos removiendo al fuego suave para que el conjunto
se impregne bien de sabor. Siempre añadiendo agua en pequeñas cantidades: la
salsa debe correr pero no aguarse. A esta operación le llaman los italianos “mantecare”…
Acabada
la “mantecatura”, emplatamos y espolvoreamos
el resto del queso y perejil sobre el conjunto. A disfrutar!!!!
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