En el horno precalentado a 220ºC metemos dos o tres berenjenas grandes, previamente cortadas longitudinalmente sin haberlas desprovistas de tallo y hendidas sus superficies en corte de cruz, para a continuación untarlas con AOVE y espolvorearlas con sal y pimienta generosamente. Asarán durante unos tres cuartos de hora hasta que la pulpa de ablande y dore hermosamente.
Pasamos a cortar cuatro cebollas en rodajas bien finas
que llevaremos sazonadas a un
recipiente para que se doren y queden crujientes sin quemarse; a fuego vivo mientras las vamos removiendo.
Sin dejar de vigilar la cebollada,
despepitamos dos chiles verdes y los
picamos por separado. Un chile lo sumamos a la cebolla, sazonamos con comino molido y ralladura de medio limón (la
receta original emplea zumaque, pero a falta de pan…). Sofreímos un par de minutos y
entregamos unos 50gr de queso feta a la
fiesta. Ahora cocemos esta maravilla durante un momento más antes de
reservarla.
Pelamos a vivo medio limón y, sin semillas, lo machacamos en un almirez con un diente de ajo y el chile que nos
quedaba en reserva.
Sacamos las berenjenas asadas del
horno, emplatamos y las pintamos con la salsa de limón. Calentamos la cebollada
y la repartimos sobre las berenjenas.
Podemos consumir el plato
caliente y servirlo a temperatura ambiente, pero nunca frío.
(*) Receta tomada del libro
Jerusalén. Crisol de las cocinas del mundo de Yotam Ottolenghi y Sami
Tamimi, Ed. Salamandra, Barcelona, 2016, pág. 33.
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