Nos hacemos con bacalao
desalado bien escurrido de agua.
Calentamos aceite de oliva en
una cazuela y infusionamos ajo laminado
y una guindilla troceada.
Ponemos el bacalao en el aceite templado y vamos agitando
sin dejar que hierva. Se trata que se vaya haciendo lentamente dándole la
vuelta para que se vaya cociendo por igual. Mientras tanto laminamos una cebolla.
Una vez hecho, ya blandea… Retirado el bacalao pochamos la
cebolla en el aceite, a medio hacer añadimos el bacalao, un chorrillo de vinagre y terminamos el plato cuando los vapores
del vinagre hayan desaparecido.
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