Pelamos seis o siete langostinos para cada comensal. Salamos.
Ponemos en una sartén o cazuela un buen chorro de aceite de oliva y al
templar echamos al calor un diente de
ajo fileteado y una punta de guindilla troceada.
Dejamos dorar el ajo e
incorporamos las colas de langostinos, el
verde de medio ajete picado y un aire de vino blanco seco (albariño, si
tienes suerte).
Le damos calor a hervir y giramos
los langostinos cuando tomen color por la parte inferior.
Retiramos el recipiente del fuego. Lo tapamos y llevamos a la mesa.
Cinco minutos y descubrimos.
Estarán listos para comer.
(Basada en la cocina de los Hnos.
Torres)
Reno nocturno bajo la nieve (JRF + ALG)
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