Ciruelas negras maduras
Azúcar (40% de peso de la fruta despepitada)
La piel y el trocho de una manzana
Botes de cirre hermético (Máx. 500 ml)
Despepitamos la fruta y la ponemos a cocer,
hasta que está blanda. Trituramos a nuestro gusto: con más o menos tropezones.
Añadimos azúcar en la proporción del 40%;
es decir, por cada kilogramo de fruto, pondremos 400 gr de azúcar.
Echaremos a la olla la peladura de manzana y
el troncho, para que le aporte pectina al conjunto y pueda gelificarse
convenientemente sin tener que pasarnos de cocción.
En tanto que cuece debemos revolver
permanentemente, tanto más cuanto menos grueso sea el fondo de la cazuela que
estemos utilizando.
Mientras, herviremos los botes y sus tapas durante un
cuarto de hora. Los escurriremos y enjuagaremos con brandy para volverlos a
escurrir y secar.
Cuando al dejar caer un goterón de fruta
cocida sobre un plato, la mermelada se desliza lentamente y tiende a
solidificarse, podemos calcular que está cocida.
Aún hirviendo, llenamos los botes hasta el
borde. Los tapamos y depositamos en un recipiente en cuyo fondo habremos puesto
una bayeta para que no estén en contacto con el calor vivo.
Los cubrimos de agua y los mantenemos durante
diez minutos sumergidos en agua hirviendo. Apagamos el fuego y los dejamos
dentro del agua hasta que esta se enfríe.
Los secamos y limpiamos. Si conviene, etiquetamos con fecha.
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