Lo mejor en
estos casos de debilidad por la pasta es escoger una que se de excelente
calidad. Esta
lo es.
Para dos personas civilizadas o una con
mucha hambre habrá suficiente con 250gr
que coceremos en agua bullente y bien salada.
Entretanto
picamos un diente de ajo y una guindilla
y lo echamos en aceite de oliva en la sartén. Que perfumen la grasa sin que
se quemen.
Vamos
troceando un tomate hermoso y reduciremos un calabacín a tiras con un
pelapatatas. Lo incorporamos a la sartén y dejamos que confite todo removiendo
de vez en cuando después de salpimentar.
A medio hacer, le añadimos una lata de
bonito en aceite de oliva desmenuzado después de haberle escurrido la grasa. Bajamos el fuego
y homogenizamos en conjunto añadiendo unas
hojas de albahaca picadas si las tuviéramos a mano. Dejamos esta salsa a la
espera.
Cocida la
pasta “al dente”, la trasladamos desde el agua de cocción a la sartén con la
intención de que vaya impregnada de agua. En la sartén movemos y removemos a
fuego medio para que se impregne de la salsa y pierda humedad; si quedase muy seca, le
añadimos un poco más de agua de cocción.
Se trata de que la salsa corra sin que se agüe el conjunto.
Rallamos por
encima cierta porción de queso parmesano,
acabamos de remover y trasladamos a platos con preferencia calientes. Sobre
cada ración, más queso rallado. Y a
la mesa…
No hay comentarios:
Publicar un comentario