Necesitamos con
preferencia muslos, contramuslos y
pechugas de pollo cortadas al efecto en trozos
no demasiado grandes. (V. foto). Para cuatro personas podemos preparar unos
seis muslos y dos medias pechugas que salpimentaremos a conciencia.
Es conveniente una
sartén o cazuela de fondo grueso.
En ese recipiente
ponemos aceite de oliva a calentar y
él iremos poniendo las porciones de pollo poco a poco a fin de que queden muy
bien doradas. Primero la parte de la pechuga; a seguir, los muslos que tardarán
más en dorar. De cualquier modo es
importantísimo que queden bien dorados. A medida que se van dorando vamos
retirando la carne a una fuente y la reservamos.
Entretanto picamos dientes de ajo, abundante, una cabeza
para la cantidad de pollo de la que estamos tratando. Una vez retirado toda la
vianda, doramos el ajo en el aceite de la cazuela, si nos apetece una o dos cayenas y añadimos vino blanco
seco o, mejor, vino de Jerez: un chorro generoso. Con el líquido
desglasamos, raspamos el fondo del recipiente y dando calor empezamos a ligar
la salsa al tiempo que el vino pierde el alcohol.
Volvemos el ave al
calderero de cocción y bajamos el fuego dejando que acaben de cocer los muslos
y la salsa de concentre. Servimos salseando el plato.
No hay comentarios:
Publicar un comentario