miércoles, 23 de octubre de 2013

Sardinas Picantonas de Albo


Sardinas Picantonas de Albo
Sardinas de toda la vida de Dios fenomenales para un bocado sabroso




El muerto vivo
A mi amigo Blanco Herrera /le pagaron su salario /y sin pensarlo dos veces /se fue para malgastarlo; /una semana de juerga /y perdió el conocimiento /como no volvió a su casa /todos lo dieron por muerto,

Y no estaba muerto no, no /y no estaba muerto no, no,  /y no estaba muerto no, no,/estaba tomando cañas, /lerelele

/Y no estaba muerto no, no /y no estaba muerto no, no, /y no estaba muerto no, no, 
/¡Chévere, que chévere!
 
/Pero al cabo de unos días /de haber desaparecido /encontraron a uno muerto, /un muerto muy parecido, /le hicieron un gran velorio, /le rezaron la novena, /le perdonaron sus deudas /y le enterraron con pena,

Y no estaba muerto no, no /y no estaba muerto no, no,  /y no estaba muerto no, no, /estaba tomando cañas, /¡lerelele!

Y no estaba muerto no, no /y no estaba muerto no, no, /y no estaba muerto no, no, 
/¡Chévere, que chévere!
 
Pero un día se apareció, /lleno de vida y contento, /diciéndole a todo el mundo: /-¡Eh! se equivocaron de muerto, /el lío que se formó /eso sí que es puro cuento,  /su mujer ya no lo quiere, /no quiere dormir con muertos. 

No estaba muerto /estaba de parranda. (bis)

A mi amigo Blanco Herrera, /le pagaron su salario ¡Tú ves!

No estaba muerto /estaba de parranda. (bis)

Y no estaba muerto no, no /y no estaba muerto no, no,  /y no estaba muerto no, no, /estaba tomando cañas, /¡lerelele!

Y no estaba muerto no, no /y no estaba muerto no, no, /y no estaba muerto no, no,  /¡Chévere, que chévere!





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