domingo, 11 de enero de 2009

Tortilla de berberechos




Esta tortilla es una prueba más de que la cocina popular, la cocina pobre, es sabia: dio con platos de sabor refinado con los pocos materiales que tenía a mano.
Recuerdo que en los bares si pedías un vino te ponía un puñado de berberechos como tapa o los podías recoger en la arena en las playas. Y no soy el abuelo Cebolleta…
Me hablaba Manolo de esta tortilla como comida obligada y medio aborrecida no por mala, sino porque que no había otra cosa y todo lo repetido cansa por bueno que sea. También me contó de una tortilla de patatas en la que lo huevos ausentes se sustituían por harina, agua y un sobre de azafrán.


En el Vigo de los años 40, Manolo conoció el agua lamiendo el peirao del Berbes, el pescado subastado en A Laxe, donde hoy está el Hotel Bahía de Vigo y la playa en la actual Orillamar: los chocos nadaban entre las piernas de Manolo y, asustados, soltaban chorros de tinta. En Bouzas, cerca de la iglesia, actual Zona Franca, se recogía almeja.
Manolo recolectaba huevos de gallinas montoneras entre los zarzales de a Falperra a instancias de alguna vecina y llevaba a casa su porcentaje. La vecina traía fruta sobrante del mercado y alguna cabeza de ternera que quedaba en los huesos y Manolo sabe qué es una carrillera.
Manolo, muy niño, acompañaba a su madre hasta Ponteareas para cambiar una cesta de berberechos por tocino y harina: casi nada, salir de madrugada y regresar muy anocheido. Vigo-Ponteareas: 25 Km.

Este Manolo navegó muchos mares a bordo de barcos alemanes, conoció mucha gente y aprendió a gustar de las comidas más exóticas y lejanas. Sin embargo, la memoria de su paladar disfruta como nadie con una empanada o un pulpo en condiciones.
Esta receta me la dio él según se la preparaba su abuelo Francisco, buen ebanista que aun reparaba los santos de la iglesia de S. Francisco y trabajaba en la Panificadora. También le enseñó a recoger grasa de jurel para hacerla arder en un candil hecho con concha de vieira aislando la mecha con sal y, seguramente, a mirar la vida con ojos limpios. Eran tiempos no muy lejanos.
A la salud de todos.

2 huevos
500 gr de berberechos crudos
¼ de cebolla finamente picada
Sal
Aceite de oliva

Se abren los berberechos al vapor. Se reservan en su agua de cocción hasta el momento de preparar la tortilla.
Si no tienes berberechos naturales, abres una lata y tan contentos. Hay unas conservas mundiales. Lo importante es pasarlo bien.
Se pocha la cebolla hasta que esté bien blanda.
Mientras tanto se desconchan los animalitos.
Es el momento de subir el fuego y saltearlos en la sartén con la cebolla para que pierdan toda el agua de la pequeña bolsa que cada bicho tiene en su cuerpo. Fuego breve, que no lleguen a pasarse ni endurecer.
Este paso te la ahorras si son de lata
Batimos los huevos, cuanto más caseros, mejor. Estos eran de toda confianza.
Salamos el huevo, le añadimos el contenido de la sartén y todo vuelve al fuego para ligar la tortilla.
Para acompañar: blanco godello de Valdeorras.
Salud y de nada.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

¡Ahí estamos!. Así se escribe.
Me encanta. Gracias.

Manuel Fernández Rodríguez dijo...

Buena receta y buena historia. Un saludo.